Soy un adolescente de 32 años
Mentalmente el tiempo nunca pasó para mí. Mis hábitos y gustos son los mismos que cuando estudiaba la preparatoria. Sigo viviendo con mis padres. Mi mamá prepara mi desayuno. Mi papá me lleva al trabajo. Después regreso en transporte público hasta un punto donde mi papá me recoge y me lleva en auto a casa. Mamá tiene lista la comida. Comemos los tres juntos y luego me encierro en mi habitación a ver anime y leer manga hasta el día siguiente. Cada quincena transfiero mi sueldo completo a mamá. Ella lo usa para mantener la casa (el otro ingreso es la menguada pensión de mi papá). De vez en cuando me compran videojuegos y semanalmente me dan algunos billetes. Según mamá, algo está ahorrando para dejármelo a su debido tiempo.
Creo perfiles falsos de Facebook con mi fotografía de hace 15 años. Agrego a chicos adolescentes y jugamos en línea. Me agrada platicar con ellos. Su charla pueril y su llaneza me reconfortan. A las chicas les hago “catfishing”. Ellas creen que chatean con mi yo adolescente. Siempre tengo dos o tres cibernovias a la vez. Las quiero y son muy importantes para mí. No les pido cosas impropias y sé que conocernos en persona es imposible, por eso prefiero chicas de otros países. Pienso que soy una influencia positiva en sus vidas y valoro su cariño. Nunca he tenido novia en la vida real y soy virgen.
Los fines de semana voy a la Frikiplaza para convivir con un grupo de muchachos y echar el ojo avizor a las jovencitas otakus. Ahí dije que tengo 22 años (al parecer me creyeron). Voy especialmente para ver a la chica que amo. Por la diferencia de edad, las cosas no funcionan bien y solo es mi amiga. Su personalidad es mudable. Un día es afectuosa y linda, una fiera al otro. Me manda mensajes de madrugada, luego me bloquea. Su inmadurez me gusta, me parece tierna. Me ha rechazado muchas veces, pero “bendigo sus desdenes y adoro sus desvíos” con el mismo fervor masoquista del poeta Manuel Acuña. Espero preñarla algún día y hacerme responsable. Sería como una locura adolescente. Dos años esperé pacientemente a que ella cumpliera dieciocho años. Ya está en edad. Ya quiero que sea mi esposa y comenzar mi vida como un hombre adulto normal. Necesito consejos para enamorarla.