¿Por qué cuesta tanto que suban los salarios en España? El reverso del 'boom' del empleo
Los salarios de convenio subieron en 2024 un 3%, solo tres décimas por encima de la inflación, según los datos publicados este viernes por el Ministerio de Trabajo. La estadística muestra una recuperación lenta del poder adquisitivo de los trabajadores, lo que contrasta con el elevado dinamismo del mercado laboral. Sin embargo, lo que está ocurriendo es precisamente que la intensa creación de empleo explica la debilidad de los salarios.
El Banco Central Europeo ha dedicado un capítulo de su último Boletín Económico a estudiar el extraordinario comportamiento del mercado laboral europeo a pesar de la crisis que vive el continente. Aunque la economía no tira, el empleo está en máximos históricos y el paro, en mínimos. De hecho, en los dos últimos años el empleo (medido en horas trabajadas) ha aumentado más en la eurozona que en EEUU o el Reino Unido.
La explicación que encuentra el BCE es que la inflación ha desencadenado un proceso triple: abaratamiento de la mano de obra, creación de empleo y caída de la productividad. El resultado de todos ellos es una redistribución de los salarios desde los trabajadores hacia los desempleados y los inmigrantes. Esta es la causa que explica que los salarios sigan resistiéndose a subir.
La situación es particularmente evidente en España, el país que lidera la creación de empleo en Europa, pero cuyas subidas salariales son pobres en comparación con los países comunitarios. En España los salarios han subido un 10,2% nominal en los dos últimos años, frente al 10,4% del conjunto de la eurozona. Una brecha de 0,2 puntos que se eleva hasta 2 puntos porcentuales completos si se amplía la comparativa hasta 2019, el año previo a la pandemia.
"Un factor clave que explica la disociación entre producción y empleo, que conduce a un crecimiento negativo de la productividad, es la sustitución de factores de producción", explica el BCE en su informe. Cuando comenzó la crisis inflacionista, todos los costes de producción se incrementaron (desde los energéticos hasta la reposición de maquinaria), salvo la mano de obra. Los salarios han subido lentamente desde el año 2021, lo que provocó un abaratamiento del factor trabajo. Dicho de otra forma: para las empresas ha sido más rentable contratar que invertir.
"Cuando los salarios reales caen en comparación con los precios de otros insumos, la mano de obra se vuelve más asequible que la energía, el capital y los bienes intermedios, lo que naturalmente da lugar a efectos de reasignación y sustitución", señala el BCE. En el momento en el que las empresas españolas comenzaron a sustituir inversión física por mano de obra, se dieron cuenta de que era relativamente sencillo encontrar trabajadores.
Es cierto que algunos sectores han tenido problemas de vacantes, pero la población activa ha crecido para alimentar el mercado laboral sin necesidad de que las empresas subieran sus salarios. Algunos países europeos sí han tenido grandes dificultades de mano de obra, pero España contaba con una alta tasa de paro y un gran flujo migratorio para soportar el crecimiento del empleo.
Se ha producido así una transferencia de rentas desde los trabajadores hacia los desempleados y los inmigrantes que han encontrado un empleo. Una buena parte de la masa salarial destinada a realizar contrataciones sale de la caída de los salarios reales de los trabajadores que estaban contratados antes de 2021.
Algunos de los sectores más dinámicos de España en los dos últimos años son precisamente los que se han quedado atrás en las subidas salariales en comparación con el resto de la eurozona. El mejor ejemplo es el de la hostelería: sus salarios han aumentado un 16% desde 2019, mientras que en el conjunto de la eurozona han subido un 26%, casi 10 puntos más. Y lo mismo ocurre con el transporte, la construcción o las actividades de ocio y cultura. Son sectores que se han alimentado de mano de obra extranjera, lo que les ha permitido esquivar las tensiones salariales.
Cambio de tendencia
El BCE señala que el abaratamiento relativo de la mano de obra ha llevado a muchas empresas europeas a acumular mano de obra durante los últimos años. Esto es: han tenido más trabajadores de los que necesitaban, ante la expectativa de una aceleración de la economía que no acaba de llegar. "Los crecientes márgenes de ganancia permitieron a las empresas retener a sus trabajadores durante más tiempo de lo habitual, a pesar de la caída de los ingresos", señala el Banco.
Esta decisión puede parecer contraproducente, pero no lo es. El BCE lo explica así: "La decisión de las empresas de acumular mano de obra es racional y coherente con sus objetivos de maximización de beneficios a largo plazo. Las empresas que maximizan sus beneficios optan por favorecer la acumulación de mano de obra cuando los costes de despidos, reinserción laboral o formación superan los costes de retención de los trabajadores".
Esos costes se repercutían a los precios aprovechando el ciclo inflacionista, por lo que no suponían un deterioro de los márgenes de beneficio. Pero esta situación ha cambiado en los últimos meses. La caída de la inflación implica que ya no pueden trasladar sus costes de producción. Mientras tanto, los trabajadores siguen exigiendo subidas salariales para compensar el poder adquisitivo perdido.
En esta nueva situación, las empresas están siguiendo el camino inverso: a medida que los costes laborales se incrementan, están ralentizando sus contrataciones. Esto también ha ocurrido en España, aunque no tenga los problemas de crecimiento de los países del norte y este del continente.
Las empresas están contratando por debajo del incremento de su producción, lo que significa que está aumentando la productividad del trabajo en los últimos meses. El BCE cree que Europa ha entrado en una fase de reequilibrio entre salarios y beneficios en Europa. Como las empresas no pueden trasladar los mayores costes laborales a sus precios, significa que están asumiendo un deterioro de sus márgenes de beneficios. De esta forma, la caída de la inflación conlleva una ralentización del empleo pero, paradójicamente, permitirá mejorar la situación de los trabajadores ya contratados. Está por ver cuánto dura esta nueva fase y cómo afecta al ritmo de creación de empleo en 2025.